Una pequeña bella dama que decide morir abajo de una decepción.
Veo un sillón, café, cubierto de diseños de flores, pero, ¿saben que se oculta al ojo poco avisor? pájaros. Nadie los recuerda, pero ahí hay pájaros, atrapados en una tela supuesta de lujo de clase media para adornar sin importunar, pero ahí están, pájaros que yo escuchaba cantar en las mañanas. En las noches me angustiaba la idea de todos esos pájaros atrapados sin poder volar. Horas despierta, aferrada a mi cobija pensando en ellos. Un día, desde la ventana ví como un niño caminaba sobre la cornisa del edificio de la contraesquina...
los pájaros revoloteaban nerviosos sobre mi hombro, angustia de salir y compartir la aventura prohibida de ese niño.
La niña, retraída, siempre castigada. Voz introvertida, imaginación callada, acostumbrada a decir siempre la verdad, la verdad que los adultos aceptaban, vió a un hombre pájaro pasearse a unos metros de ella, una figura grácil al mismo tiempo que temerosa caminar por un espacio mínimo, sonriendo al vacio.
detalles:
cuerpos adyacientes: Dallas y Trixie, mis caballos apache. Un vitral al fondo colgado de motivos vegetales. El cuadro azul de una jarra casi oxidada y limones amarillos. Un poco más y ves las hojas del bambú...
Eliza...
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